El líder indígena, Davi Kopenawa Yanomami, recibe la Distinción Honorífica de la Universidad de Barcelona (UB), por su larga e influyente trayectoria en defensa de la diversidad biológica y humana. Kopenawa ha participado como invitado especial en rueda de prensa, mesas redondas y seminarios para debatir la actualidad de la selva Amazónica, dentro del marco de actividades para la concienciación y conservación del medioambiente en la capital catalana.
Durante sus discursos ha hablado de la incompatibilidad acerca del afán del hombre blanco por poseer y maltratar la tierra con los derechos propios que tiene la Amazonía como ser de la naturaleza. “Nosotros la plantamos, la respetamos”, y ha recordado el peligro que tiene para la selva “la maquinaria pesada de la minería, que muerden la tierra y contaminan el agua de la selva, y llenan el aire de humo”.
«Hay que revertir la insostenibilidad de la selva amazónica».
Asímismo, Kopenawa, galardonado con el Premio Right Livelihood (Premio Nobel Alternativo) otorgado por la organización Survival International en 1989, ha recordado al mundo que los espíritus de la naturaleza “están enfadados” dada la destrucción a la que se someten las tierras Amazónicas donde reside la gran biodiversidad planetaria.
El líder indígena, Premio Global 500 de la ONU, hace una llamada al mundo para “revertir la insostenibilidad de la explotación de la selva Amazónica”, alertando que está en peligro y sobre la urgente necesidad de “salvar la tierra” y en consecuencia, “a todos los seres que habitamos en ella”.
El chamán yanomami insiste en que “hay que proteger el alma de la selva, de la tierra, del agua» manifestando que “se debe presionar a los que explotan y destruyen la selva, a los agronegociantes”.
«La naturaleza está repleta de entes vivos interconectados y relacionados en un todo existencial».
Con su capacidad visionaria, el galardonado indígena fue capaz de adelantarse en décadas a las predicciones científicas actuales acerca de las consecuencias que actualmente estamos viviendo con el cambio climático: desertización, plaga de incendios, desaparición de ríos, de especies endémicas. Así también, la cosmovisión de Kopenawa fue tenida en cuenta influyendo considerablemente en los planteamientos cosmoecológicos, que comienzan a inclinarse por ver a la naturaleza repleta de entes vivos interconectados y relacionados en un todo existencial.
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Yanomami, nacido en Maracana (1955), en le norte de la selva Amazónica brasileña, fue víctima del proselitismo evangelista americano durante su infancia y adolescencia, rechazando su influencia tras sufrir la muerte de familiares cercanos. Su orfandad e interés por conocer qué le mueve al hombre blanco en su afán destructor, le conduce al municipio de Ajuricaba, para trabajar en el Servicio de Protección Indígena de Brasil. Es así como comienza su periplo de viajes a lo largo de la selva y toma conciencia de la degradación del medio y la necesidad de parar el ecocidio al que está destinada la Amazonía. A lo largo de estos viajes, Kopenawa es testimonio de enfermedades y hambrunas ocasionadas por la presencia y el deterioro que ocasiona el hombre blanco en el medio de los yanomami.
Descubrir las divisiones territoriales que han sido impuestas en el ámbito natural, le llena de profunda estupefacción ya que para los yanomami en la Amazonía no hay barreras, ni fronteras, ni divisiones, tal como la percibe la cultura de tradición chamánica. El chamanismo ha estado presente desde su infancia, conformando las creencias en el marco metafísico de esta etnia.
Para entender políticamente a los yanomami, hay que remontarse a finales de los 80 cuando mueren más de mil miembros de este pueblo indígena. A causa de la invasión de sus tierras por más de 40.000 mil mineros buscadores de oro, este pueblo sufrió enfermedades y hambrunas que no habían padecido jamás.
Abatido por esta injusticia, Kopenawa se compromete a llevar a cabo una lucha incansable para defender a su pueblo, llegando a ser uno de los portavoces de los indígenas americanos con mayor influencia internacional. Gracias a su labor y con la ayuda recibida por la ong CCPY, ha conseguido el reconocimiento legal mediante decreto presidencial declarando área protegida a 96.560 km de selva tropical.