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El proyecto Ecoturismo_Yasuní nace de un grupo de investigadores y naturalistas que se dieron encuentro en una Expedición Científica en la selva amazónica ecuatoriana, compartiendo conocimientos y vivencias con la población autóctona del Parque Nacional de Yasuní (PNY).
Tras una larga estancia de experiencias con la etnia local Waorani, podemos constatar hasta qué punto la selva de Yasuní, uno de los lugares de mayor biodiversidad del mundo, sufre impactos ambientales de consecuencias incalculables para la salud del planeta.
Entre los deterioros de la selva podemos enumerar desde el impacto de Repsol, la creación de carreteras, la injerencia occidental en zonas intangibles de los pueblos no contactados, a la tala indiscriminada, la caza furtiva, expoliación de especies, etc. Las consecuencias de este impacto ambiental son devastadoras al repercutir en la disminución de la población de los cientos de especies que habitan el PNY. Algunas pueden desaparecer; otras se han extinguido ya. Unas especies se expanden ocupando el nicho que han dejado las que ya no están. La cadena trófica se modifica en un juego peligroso con lo que no es natural (con la ntza.).
Los Waorani, habitantes de este parque, son las personas que han padecido el escalofriante entrometimiento del mundo occidental, en la selva que ha visto su desarrollo ancestral. Esta étnia, también conocidos como los wao, son los descendientes de una cultura milenaria que ha sufrido varias escisiones en el transcurso de su larga tradición. Nos remontamos a los años 60 en los que un grupo de exploradores occidentales logró contactar con ellos. Este fue un punto de inflexión para esta cultura ancestral que, sin saber, iba a ser transportada a otra forma de vida, en la selva, pero con el paso del tiempo, cada vez, más alejada de ella.
Desde entonces, en el mundo waorani se empezaron a percibir cambios. La relación con el hombre occidental los condujo a una subsistencia en que sus necesidades de supervivencia estaban más cómodamente cubiertas. Su nomadismo dio paso a un sedentarismo acrecentado que, finalmente, ha sido el precursor de importantes modificaciones en esta cultura ancestral.
El resultado de la relación entre los dos mundos ha conducido a los waorani a una especie de limbo indefinido, en el que es difícil establecer dónde aparecen los primeros signos de su occidentalización y cuándo comenzó a desperdigarse su cultura. Parte de las nuevas generaciones wao se educan en poblaciones externas al Parque Nacional de Yasuní, siendo también portadores de nuevos hábitos para desarrollar en la cotidianeidad de su existencia.
Expertos en la materia no dudan en confirmar que la degradación de la cultura de los nativos amazónicos del PNY, conducirá inexorablemente a la desaparición del pueblo waorani tal y como fue concebido. Una etnia que ha compartido los conocimientos inquebrantables de la selva generación tras generación desde hace más de mil años. Una comunidad que ha sobrevivido de la riqueza natural desprendida de esta parte de la amazonía. Una sabiduría sin parangón que parece diluirse dentro de un “nuevo mundo wao” artificialmente construído de la mano de las petroleras. Unos seres por naturaleza nómadas que residen entre barracas de cemento en medio de un descampado del que sobresalen parabólicas que conviven con prendas tendidas de las mejores marcas comerciales, en un ámbito de deterioro y confusión.
La desnaturalización de este pueblo no devenida de un proceso evolutivo natural ha conllevado a que se encuentre en una situación de plena dependencia con la petrolera Repsol, la cual permanecerá en el Parque Nacional de Yasuní, por un número de años limitado. Una vez que se desmantele la multinacional española, los waorani residentes quedarán al único amparo de sus propias posibilidades de supervivencia. En el trancurso de todos los años de “occidentalización”, no se sienten preparados para afrontar la nueva realidad que se les avecina.
Tras nuestra larga estancia, conscientes del futuro incierto de los waorani y de todas las dificultades que tienen para sobrevivir de una manera digna, conociendo los problemas que afronta este sagrado lugar de mayor encuentro de especies del mundo y de la vital importancia que tiene para la humanidad que el pueblo waorani pueda seguir viviendo en la meca de la biodiversidad planetaria, nos comprometemos en apoyar sus demandas de autosuficiencia e independencia (económica), facilitando el desarrollo de alternativas sostenibles permanentes para vivir en la selva de Yasuní que les vio nacer.
Nuestra filosofía
En parte ya hemos dado las pistas para que se entienda que nuestra filosofía va a consistir en acompañar al pueblo waorani a llevar su proyecto de supervivencia de una manera autónoma a través de vías que ofrezcan garantías de sostenibilidad.
La voluntad del pueblo waorani de permanecer en la selva de una forma autónoma al margen de la dependencia de las petroleras, plantea la necesidad de encontrar herramientas que permitan llevar a cabo un modo de vida sostenible.
Ante esta evidencia, cabría abrir un debate acerca de qué manera los waorani podrían continuar viviendo en la selva partiendo de la situación antropológica actual, tras décadas de influencia del mundo occidental.
Las petroleras, la tala indiscriminada, el tráfico de animales y la caza furtiva han contribuido hasta ahora, a un modo de susbsistencia precario para los waorani. Sus costumbres de autoabastecimiento ancestrales se han visto alteradas con el paso de los años, así como sus relaciones sociales y con el medio. Al mismo tiempo, los waoranis son conscientes de las inclemencias que estas prácticas han supuesto para su entorno natural y para la salud del planeta.
El impacto ambiental ocasionado por el hombre tras años de actividad lucrativa, ha llegado a alterar el equilibrio de la cadena trófica ocasionando graves pérdidas de especies con trascendentes consecuencias para el medioambiente.
Esta realidad, asimilada por el pueblo waorani, les ha conducido a plantearse soluciones que permitan restablecer el equilibrio natural y su convencia con el medio, al margen de prácticas agresivas para los cientos de especies que habitan la selva de Yasuní.
Ecoturismo_Yasuní se abre paso en este impás de búsqueda de soluciones alternativas para superar el deterioro del medio y entrar en una nueva fase de contacto con el Parque Nacional de Yasuní. Los waorani se reconcilian con el medio atentos al equilibrio y respeto que caracterizó a sus antecesores desde hace miles de años.
Con esta nueva mirada del asentamiento de la etnia reina de Yasuní, nos hemos aproximado a una de sus comunidades para conocernos de cerca, para entenderles y para unirnos a sus demandas de supervivencia y conservación de esta parte de la amazonía ecuatorina.
Convencidos que la conservación de Yasuní viene en buena parte de la mano de la independencia económica de las comunidades waoranis, nos involucramos en la convivencia y aprendizaje directo de su cultura. Es la manera, anuestro modo de ver, de estar al alcance de las peticiones para satisfacer las necidades actuales de reinserción al medio desde la óptica más natural.
Quiénes somos
Como naturalistas y científicos compartimos la política de la intervención en el PNY como medio para desacelerar el impacto ambiental de primer orden que está sufriendo esta zona amazónica, ocasionado por las petroleras y dar una salida digna a las comunidades que lo habitan.